Gracias Benedetti
Fragmento de Pedro y el capitán.
PEDRO (recapacitando)Bueno, voy a preguntarle: ¿tiene familia?
CAPITÁN (a su vez sorprendido)¿Y a vos qué te importa?
PEDRO Como importarme, nada. A quien debe importarle, si la tiene, es a usted.
CAPITÁN ¿Me estás amenazando?
PEDRO ¡Eso se llama deformación profesional! Ustedes, cuando se acuerdan de la familia de uno, es siempre para amenazar.
CAPITÁN Y entonces ¿para qué querés saber?
PEDRO Porque si tiene padres, mujer e hijos, debe ser jodido para usted cuando vuelve a casa.
CAPITÁN (gritando)¿Qué decís?
PEDRO Me explico: que para usted debe ser jodido, después de interrogar a un recién torturado, darle un besito a su mujer o a su hijo, si lo tiene.
El CAPITÁN se levanta de un salto, perdida toda compostura, y le da a PEDRO un puñetazo en la boca.
PEDRO (trata de mover los labios, y habla con más dificultad que antes)Menos mal que usted es el bueno.
CAPITÁN Todo tiene su límite.
PEDRO Se va a arruinar, CAPITÁN. No olvide que el "bueno" no puede ni debe propinar piñazos a un hombre amarrado. (Pausa.) De todas maneras, le comunico que no puede competir con sus colegas de la noche. Ellos lo hacen muchísimo mejor. Y es lógico. Lo que ellos hacen eléctricamente, usted lo hace a tracción a sangre. Así no se puede competir.
CAPITÁN Dije basta.
PEDRO ¿No lo reñirán cuando se den cuenta de que perdió la calma? Violó las normas, CAPITÁN.
CAPITÁN (hablando entre dientes) Mirá, mocoso, callate.
PEDRO No le gustó lo de la familia, ¿eh? Primero: quiere decir que la tiene. Segundo: que no es tan insensible.
CAPITÁN (más calmo)¿Vas a hablar entonces?
PEDRO Estoy hablando, ¿no?
[...]
CAPITÁN (después de un largo silencio)Decime un poco, ¿vos sabrás lo que te espera?
PEDRO Me lo imagino.
CAPITÁN Tal vez sea bastante peor de lo peor que imaginás Diariamente hacemos progresos.
PEDRO Lo que imagino siempre es peor.
CAPITÁN Pero ¿qué sos?, ¿un suicida?
PEDRO Nada de eso. Me gusta bastante vivir.
CAPITÁN ¿Vivir reventado?
PEDRO No, vivir simplemente.
CAPITÁN Yo te ofrezco que vivas, simplemente
PEDRO No, simplemente no. Usted me ofrece que viva como un muerto. Y antes que eso prefiero morir como un vivo.
CAPITÁN Bah, frases.
PEDRO Se la dije a propósito. Pensé que le gustaban. Ustedes, cuando dicen un discurso, hablan siempre en bastardilla.
CAPITÁN (después de un silencio)Antes me preguntaste por la familia. Sí, tengo mujer y un casalito. El varón, de siete años; la niña, de cinco. Es cierto que a veces, cuando llego del trabajo, es difícil enfrentarlos. Aquí no torturo, pero oigo demasiados gemidos, gritos desgarradores, bramidos de desesperación. A veces llego con los nervios destrozados. Las manos me tiemblan. Yo no sirvo demasiado para este trabajo, pero estoy entrampado. Y entonces encuentro una sola justificación para lo que hago: lograr que el detenido hable, conseguir que nos dé la información que precisamos. Es claro que siempre prefiero que hable sin que nadie lo toque. Pero ese ejemplar ya no se da, ya no viene. Las veces que conseguimos algo, es siempre mediante la máquina. Es lógico que uno sufra de ver sufrir. Dijiste que no era insensible, y es cierto. Entonces, fijate, la única forma de redimirme frente a los niños, es ser consciente de que por lo menos estoy consiguiendo el objetivo que nos han asignado: obtener información. Aunque a ustedes tengamos que destruirlos. Es de vida o muerte. O los destruimos o nos destruyen. Vida o muerte. Vos metiste el dedo en la llaga cuando mencionaste mi familia. Pero también me hiciste recordar que de cualquier manera tengo que hacerte hablar. Porque sólo así me sentiré bien ante mi mujer y mis hijos. Sólo me sentiré bien si cumplo mi función, si alcanzo mi objetivo. Porque de lo contrario seré efectivamente un cruel, un sádico, un inhumano, porque habré ordenado que te torturen para nada, y eso sí es una porquería que no soporto.
PEDRO (lo mira con cierta curiosidad, con un interés casi científico, como quien examina una especie extinguida) ¿Algo más?
CAPITÁN Sí, una pregunta. Es la misma de antes, pero aspiro a que ahora la entiendas mejor, confío en que te des cuenta de toda la vida que pongo detrás de ella. ¿Vas a hablar?
PEDRO (todavía estupefacto ante la perorata del CAPITÁN, pero sin perder nada de su fuerza) No, CAPITÁN.